La coyuntura económica actual está forzando la reformulación del tejido empresarial y de la concepción hasta ahora vigente del modelo de empresa. Este hecho, junto con la destrucción masiva de empleos, ha provocado la aparición de start-ups y de proyectos llevado a cabo por emprendedores. En la actualidad, existen más de 1.650 start-ups en España y, en el 2013, se contabilizó una media diaria de 54 nuevos emprendedores (datos obtenidos de la Asociación de Trabajadores Autónomos y de Spainstartupmap).
Resulta evidente que la crisis económica ha obligado el surgimiento de nuevos proyectos y que la creación de nuevo modelos de negocio y la aportación de ideas innovadoras favorece a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, ¿son visibles ambas caras de la moneda llamada start-up? Con frecuencia, el modelo que se presenta es el de éxito precoz y crecimiento acelerado. ¿Pero se trata realmente del caso generalizado para las nuevas apuestas empresariales? No. Esta es la otra cara de la moneda: desarrollar un proyecto empresarial desde cero, con las dificultades de financiación actuales no es sencillo y requiere esfuerzo, dedicación y suerte.
Los modelos de emprendeduría que se suelen presentar a los jóvenes son los de éxito y gloria. La realidad es que por cada caso de éxito hay numerosos casos de 
fracaso. Y éstos también se deben explicar, no sólo para concienciar de la dificultad de tener éxito con cualquier proyecto empresarial sino como aprendizaje para evitar repetir los errores cometidos por otros. Todo el mundo puede intentarlo, pero se debe ser consciente de que no todos conseguirán éxito a la primera. En el mundo global y rápido en el que vivimos debemos adaptarnos a las nuevas circunstancias que van surgiendo. El paradigma actual exige el replanteamiento de equilibrio empresarial vigente hasta hace unos pocos años. Sin embargo, debemos ser cautos con el modelo empresarial que propiciamos para el futuro ya que debemos tratar de establecer uno que sea mejor que el anterior y sostenible en el tiempo. Quizás es el momento de replantear si el modelo que estamos enfocando es el adecuado para el futuro. De momento, el modelo que potencia los proyectos de emprendeduría y start-ups funciona.
En conclusión, no existe un modelo único de negocio a seguir. Sin embargo, debemos ser conscientes de los inputs que transmitimos a las nuevas generaciones acerca de las oportunidades reales que un primer negocio en solitario tiene. La aportación de nuevas ideas y opciones de negocio al mercado está permitiendo una mejora del sistema hasta ahora vigente de estructura empresarial. Pero cuidado, no debemos saturar el mercado antes de hora.
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