Imagínese que es su primer día como nuevo director en una compañía y que en breves instantes debes realizar el discurso de presentación ante todos. ¿Cómo aumentar esa confianza en uno mismo minutos antes de entrar en la sala?
Las personas que se enfrentan a situaciones como ésta a menudo saben que ni siquiera la práctica elimina aquella sensación de inquietud que aparece justo antes de empezar. Sin embargo, una reciente investigación experimental del departamento de Harvard ha descubierto que los buenos líderes tienen un parecido perfil hormonal. En términos generales, suelen tener niveles más altos de testosterona y más bajos de cortisol. Pero, ¿qué tiene que ver el nivel de cortisol del cuerpo con mi seguridad a la hora de dar un discurso? Y en cualquier caso, ¿acaso puedo yo controlar de algún modo mis niveles hormonales?
La respuesta a la primera pregunta es mucho. La cantidad de ambas sustancias en el cuerpo tiene mucho que ver con la seguridad que emana y su comportamiento. Las razones de esta relación causa- efecto son, principalmente, dos. En primer lugar, los altos niveles de testosterona se traducen en una reducción de la aversión al riesgo y un aumento de su tolerancia, además de potenciar las ganas de competir. En segundo lugar, los resultados de la investigación han demostrado que un menor nivel de cortisol hace disminuir la ansiedad. Cuando un líder alcanza dicho perfil hormonal, se comporta de un modo seguro y se dispone a tomar riesgos, sin dejar que éste le afecte a su estado de nervios.
Por otra parte, y en respuesta a la segunda pregunta, debo afirmar que sí tenemos un mínimo control sobre nuestros niveles hormonales. Es bien sabido que al adentrarse en el amplío mundo del lenguaje no verbal existen multitud de posiciones corporales que denotan poder y superioridad. ¿Recuerdan a Catwoman con los brazos en jarras y las piernas ligeramente separadas?, ¿alguna vez ha puesto los pies sobre la mesa cuando creía estar sólo en el despacho? O ¿ha alzado los brazos para celebrar la victoria? Pues bien, todas las posiciones mencionadas representan símbolos de poder. Y a su vez, tal y como ha sido probado en el experimento mencionado, resultan la herramienta para controlar los niveles hormonales del cuerpo.
Resumiendo, lo que recomiendan desde el laboratorio de Harvard, es dedicar unos dos minutos a controlar nuestro nivel de hormonas en el cuerpo, adoptando posiciones de poder. Es decir, antes de enfrentarnos con cualquier situación que requiera demostrar dotes de liderazgo; como podría ser una entrevista laboral, un discurso o una presentación a los superiores, debemos practicar una de estas posturas durante dos minutos. De este modo, nos aseguramos que el nivel de hormonas en el cuerpo sea el adecuado para demostrar nuestro liderazgo sin sorpresas.
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