Existen muchas teorías y modelos enfocados a medir la efectividad de los líderes y su capacidad de liderazgo en las organizaciones, cada cual estableciendo habilidades y parámetros diferentes para la medición. Pero en la práctica, la mejor manera de saber cómo de eficaz es un líder, es preguntar directamente a aquellas personas a las cuales dirige y lidera, es decir, a sus colaboradores. Y es que muchas veces se dan casos en los que una misma persona destaca por su gran capacidad de liderazgo en una organización concreta, y cuando cambian de entorno dicha capacidad se ve mermada, fracasando como líderes.
Esto hace que nos preguntemos acerca de las causas de este fenómeno y de la importancia del entorno en la habilidad de liderazgo de las personas, concretamente la de los colaboradores a los cuales se lidera.
El motivo es que el liderazgo, ante todo, es una habilidad relacional. El factor más determinante para la efectividad de un líder es el modo en el que éste interactúa con los demás, concretamente con sus colaboradores. Algunas veces la interacción es buena y el líder logra inspirar y coordinar, de forma efectiva, conduciendo a resultados superiores. Pero en entornos diferentes y con personas diferentes un mismo líder podría perder efectividad en sus labores, fruto de una interacción deficiente con las personas que le rodean y a las cuales lidera.
Para lograr mejores actuaciones en las tareas como líder existen algunas pautas que permiten dar un salto cualitativo al modo en el que nos relacionamos con los colaboradores, permitiendo una mejora en las habilidades relacionales. Estas pautas son:
- Mostrar atención y preocupación: los colaboradores deben sentir que el líder se preocupa por sus problemas y que presta atención a sus actuaciones.
- Establecer expectativas altas: cuando se fijan expectativas con los colaboradores y éstas son altas, se está mostrando confianza en sus capacidades, permitiendo forjar una conexión especial con ellos.
- Ponerse en su lugar: se deben conocer las opiniones de los colaboradores y mostrar interés por las mismas, tratando de ser empático. Esto permite que aporten su perspectiva, sintiendo que están añadiendo valor al grupo.
- Compartir información relevante: facilitar informaciones para que los colaboradores puedan ejecutar mejor sus labores resulta muy eficaz, ya que da una imagen de transparencia muy valorada en los líderes.
- Actúa como el modelo a seguir: los líderes son observados constantemente, por lo que se debe actuar de la forma en que queremos que los colaboradores actúen, siendo el ejemplo a seguir y buscando que la interacción entre el equipo fluya de forma eficaz.
- Clarificar el entendimiento: como líderes es necesario evitar los malentendidos en el equipo. Se debe dar información clara y precisa, evitando situaciones que puedan llevar a equívoco y que puedan minar las relaciones con los colaboradores.
- Dar feedback: las personas agradecen que se les de feedback en sus labores. Es básico para relaciones provechosas que los colaboradores vean cómo el líder aprueba sus tareas, o que sientan que se les dedica el tiempo necesario para corregir sus deficiencias.
En resumen, partiendo de la base de que un líder se erige como tal gracias a sus colaboradores, decimos que el liderazgo es ante todo una habilidad relacional. Como tal, se precisa una interacción eficiente con el equipo, la cual se puede potenciar mediante pautas como ser transparente y compartir informaciones, mostrarse empático o mostrar atención y preocupación por los colaboradores, entre otras.
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