La innovación estratégica nace de la necesidad que tienen las empresas hoy en día de gestionar el cambio en sus organizaciones, con el objetivo de adaptarse a un entorno cada vez más competitivo y turbulento. Fruto de la misma han surgido diversos métodos nuevos de gestión empresarial e instrumentos que tienen como finalidad gestionar la innovación desde una perspectiva estratégica.
Pero existen diferentes estilos que conducen y guían la innovación estratégica los cuales son diferentes entre sí y entre los cuales la dirección debe decidir cuáles se ajustan más a las características de su organización. Se aconseja seleccionar uno o dos ya que cada uno de ellos tiene características diferentes que precisan de medidas y actuaciones concretas para su correcta aplicación. Esto hace preferible centrar los esfuerzos en alguno de estos estilos en lugar de mezclar métodos pertenecientes a varios de ellos.
Existen cinco estilos de gestión estratégica diferentes caracterizados por diferentes factores, estos son:
- La caldera: es el estilo más exigente y a la vez más emprendedor. Se evalúa constantemente el modelo de negocio y se crean nuevos modelos no sólo para los nuevos negocios sino también para los antiguos, provocando cambios rápidos en la organización.
- La escalera de caracol: los ejecutivos innovan de forma constante y frecuente, logrando ascender espectacularmente en los negocios escogidos sin que aparentemente haya cambiado la posición original e innovando desde cualquier área de la empresa.
- El campo fértil: se centran los esfuerzos en encontrar nuevos usos para las estrategias y competencias de la empresa, situándose en un espacio amplio más allá de sus negocios actuales.
- El comecocos: se caracteriza porque la empresa externaliza gran parte de la innovación, invirtiendo en start-ups y absorbiendo aquellas que demuestran ser más rentables.
- El explorador: la empresa se establece en un sector grande pero poco desarrollado, en el que los primeros beneficios tardarán tiempo en aparecer. Mediante pequeñas inversiones e investigaciones de bajo coste para resolver los problemas que impedían triunfar las innovaciones, se logra el objetivo de triunfar en este nuevo sector.
En conclusión, existen diferentes estilos que permiten desarrollar la innovación estratégica en las organizaciones, cada uno de ellos caracterizado por aspectos distintos. El ejecutivo debe seleccionar aquel más apropiado para su propia empresa o combinar dos que sean complementarios, pero debe decidir y no tratar de implantar lo mejor de cada uno de ellos, ya que estos estilos enfocan los esfuerzos de la organización de forma diferente y precisa de metodologías distintas. Por tanto, la principal labor de la dirección debe ser seleccionar, de forma adecuada, el estilo que guiará la innovación en su organización desde una perspectiva estratégica.