En la actualidad, en los medios aparecen noticias como: “Un chico adolescente de tan sólo 19 años ha creado una aplicación para smartphones…” o “Con apenas 23 años ya ha fundado su primera empresa…” Este tipo de noticias tienen que ser motivadores para los nuevos emprendedores. Estos casos han de ser vistos como ejemplos a seguir para poder triunfar en el mundo de la emprendeduría. No se ha de esperar a que un día te llegue la suerte; la suerte se ha de buscar mediante una buena idea y su posterior maduración.
En este contexto, todo emprendedor ha de pasar por unos estadios si quiere que su idea
llegue a buen puerto. Una vez se tenga la idea, esta ha de pasar por un proceso de maduración, es decir, estudiando si esa idea puede desarrollarse en algo tangible en el futuro o si por el contrario no dejará de ser más que un pensamiento en la cabeza del emprendedor. En otras palabras, se estudiará si esa idea es viable. Una vez se tenga claro su viabilidad, llegará el momento de elaborar el plan empresarial; la hoja de ruta del proyecto. Esto sin duda es la biblia de los emprendedores, es aquí donde reside el éxito del emprendedor.
El plan es el documento por excelencia de todo emprendedor, en él se analiza una oportunidad de negocio, se examina su viabilidad y se desarrollan los procedimientos y estrategias necesarias para convertirla en un proyecto empresarial real. Por tanto, debe incluir una serie de aspectos que se antojan importantes si se desea que este plan tenga éxito. Debe aparecer: misión, visión y valores de la empresa, forma jurídica, plan estratégico (análisis competencia, factores clave de éxito), estudio de mercado, plan de marketing, de producción y operaciones, financiero, RRHH y RSC y de tecnologías de la información e innovación.
Todo emprendedor que tenga una idea y quiera convertirla en algo tangible deberá seguir esta hoja de ruta descrita en el párrafo anterior. Una cosa ha de quedar clara, todo emprendedor exitoso lo ha sido porque detrás tenía una hoja de ruta bien definida y sin ninguna grieta que pudiera derrumbar el proyecto. Para concluir, remarcar que la clave de éxito del emprendedor no reside en la idea inicial sino en esa transformación que se le da mediante la hoja de ruta o plan empresarial.
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