La innovación, ¿qué garantiza su éxito?

¿Qué hace que las buenas ideas se hagan realidad?

Esta es la cuestión que Linda Peia, fundadora de Asoka Caribbean Chapter, planteó a la audiencia en la conferencia 99U sobre trabajos creativos organizada por Behance.

Las repuestas obtenidas fueron variadas. Se presentaron propuestas sobre los rasgos característicos más importantes del emprendedor como el coraje, la responsabilidad, la confianza en uno mismo y la perseverancia. Por otra parte, también se habló de la importancia de tener un buen capital social (para que la idea triunfe) y que la dirección sea efectiva. Sin embargo, el término más destacado fue, sin duda, la perseverancia.

La razón de tal hecho se debe a que para que una innovación triunfe se conocen tres estadios por el que el emprendedor deberá pasar y la característica común en ellos resulta ser la perseverancia.

Aprender a equilibrar el pensamiento activo con  el tiempo de inactividad es la primera fase de la que hablábamos. En ella se aprende que necesitamos conocimiento profundo sobre la materia en la que trabajamos y, para ello, debemos planificar nuestro aprendizaje y ser disciplinados. No obstante, el forzar la situación puede ser contraproducente. Por consiguiente, se recomienda sistematizar todo este tipo de acciones creando una especie de ritual para cuando tengan que ser desarrolladas. Es decir, realizarlas en el mismo sitio, con un tipo de música similar, a la misma hora y análogos. Finalmente, es vital saber cuándo debemos desconectar y dejar de pensar en el trabajo, pues será en ese momento en que surgirán las mejores ideas porque se permite a la mente dejar volar la imaginación.

Saber cuándo hay que dar un paso hacia atrás y cuándo avanzar da lugar a la segunda etapa. Ésta se fundamenta, principalmente, en la idea de que previo al lanzamiento de un producto innovador es conveniente probar el producto con un prototipo para hacer los ajustes adecuados al producto final con tal de que se ajuste lo más posible a las necesidades del consumidor. Asimismo, empezar con pasos pequeños, sin sobre invertir en nuestra idea, es necesario para que el negocio sea sostenible en el tiempo. Finalmente, apuntar que la perseverancia no es la ausencia de la inseguridad, de hecho, se pude ser perseverante y que nos asalten momentos de duda.

Aprovechar visiones opuestas para generar ideas superiores resulta la tercera fase. En esencia, consiste en tener un pensamiento integrador sobre las ideas que se generen a partir de una principal, incluso cuando éstas son contrarias entre sí. De hecho, se recomienda incluso la obtención de feedback de individuos que carezcan de conocimientos del área pues, al fin y al cabo, los consumidores no siempre son expertos en la materia en la que se fundamenta el producto, tal y como ocurre con los ordenadores personales, por ejemplo. Finalmente, añadir que tanto el hecho de aceptar nuevas ideas como la innovación en sí misma implica la aceptación implícita de cierto grado de incertidumbre con la que la organización deberá ser capaz de lidiar.

En conclusión, en materia de innovación, la perseverancia es el mejor aliado. Pues aún careciendo de indicadores para evaluar la evolución del producto en el mercado, la mejor estrategia para asegurar el éxito de la innovación pasa por marcar una meta, establecer objetivos claros y hacer una rápida iteración. Aunque el camino se haga eterno, es el único modo de incluirse a uno mismo dentro de las probabilidades de tener éxito.