Desde hace poco tiempo se ha extendido la creación y el desarrollo de Start-ups en todo el mundo. Una Start-up es una institución humana diseñada con la finalidad de crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de extrema incertidumbre y frente a un entorno y mercados imprevisibles. En estas las Start-ups se llevan a cabo prácticas asociadas a la innovación y a las nuevas tecnologías.
Se habla de incertidumbre a la hora de crear una Start-up porque no se está seguro al 100% de que el producto o servicio ofrecidos vayan a tener éxito y aceptación por parte del mercado. Las investigaciones de mercado son costosas y requieren mucho tiempo; las repercusiones de vender un producto o servicio (y que no sea aceptado en el mercado) son muy negativas y pueden hundir a la Start-up y, finalmente, en el caso de que los competidores puedan copiar fácilmente el producto, la Start-up tendrá dificultades para ‘arrancar’ su nuevo negocio.
Una posible solución que permitiría evitar lo máximo posible los problemas mencionados anteriormente, es el producto mínimo viable. Dicho producto es aquella versión o prototipo del producto que permite dar una vuelta al circuito de Crear-Medir-Aprender con el mínimo esfuerzo y tiempo de desarrollo. Permite comprobar hipótesis con riguridad y de manera eficiente y concisa, de manera inmediata.
Al ser un prototipo, dicho producto no tiene porqué tener todos los elementos del producto final; esto permite reducir gastos a la Start-up y poder modificarlo más fácilmente en el caso de que sea necesario. Gracias a ello, se puede reducir la incertidumbre de lanzar una idea o negocio nuevo. Además, el prototipo no se ofrece al mercado en su totalidad, sino que el target únicamente engloba a aquellos con perfil de ‘early adopters’. Son una categoría de consumidores que, por su afán de descubrimiento y curiosidad tecnológica, son los primeros que adquieren artículos novedosos.
Ahora bien, un producto mínimo viable necesita un requisito adicional: debe ser capaz de tener instrumentos para medirlo. Es decir, hay que poner el producto delante de los consumidores potenciales para poder evaluar sus reacciones y así recibir feedback. A partir del feedback se podrá modificar los detalles necesarios finalizando con un producto que se adapte de la mejor manera a las necesidades del mercado.
Para terminar, y a modo de resumen, más vale ir despacio que correr y tropezarse constantemente por el camino. Es decir, es mejor dedicar tiempo modificando y mejorando el prototipo para que se adecue de la mejor manera a los gustos de los consumidores que lanzar un producto en el vacío. En conclusión, más vale prevenir que curar.
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es una buena idea puesto que el crear un nuevo producto o un servicio innovador es una muy fuerte idea paracrear negocios