La coyuntura económica actual invita a las empresas a buscar alternativas y a innovar en el diseño de los modelos de negocio. Por ello, las organizaciones deben desarrollar la tolerancia al riesgo e ir gradualmente superando la aversión al mismo que tan frecuentemente presentan. Dado que las organizaciones no siempre toleran los cambios y la incertidumbre del futuro, deben desarrollar mecanismos para poder paliar el desconocimiento y la necesidad de pensar metodologías y sistemas nuevos. Como resultado de esta incertidumbre, las organizaciones que operan en el mercado se ven obligadas a adaptarse a las nuevas situaciones y mejorar constantemente sus capacidades. Para fomentar la mejor conciliación con el entorno, la aplicación de pensamientos dinámicos como out of the box permiten la aportación de nuevas ideas y de modificaciones innovadoras. Sin embargo, las organizaciones son reacias a estos planteamientos porque implican riesgo y posibilidad de fracaso.Por consiguiente, ¿qué deben realizar
las empresas para adaptarse a los cambios del entorno y aceptar nuevas ideas? Deben desarrollar la tolerancia al riesgo y aprender a reconocer oportunidades en las nuevas propuestas. Las organizaciones deben desarrollar un sistema de gestión de riesgos, haciendo que éste forme parte de la cultura empresarial y se comparta con todos los miembros que componen la organización.
Definamos, por tanto, el concepto de tolerancia al riesgo. Según el Institute of Risk Management la tolerancia al riesgo es el nivel máximo al cual la empresa decide arriesgarse, por encima de este límite la organización no está preparada para la consecución de sus objetivos a largo plazo. Directamente relacionado con el concepto de tolerancia al riesgo encontramos el término zona de confort, que hace referencia al conjunto de situaciones a las que estamos acostumbrados y que no representan ni un reto ni una experiencia que nos exponga al miedo, a la incertidumbre o a la inseguridad. Las empresas deben salir de su zona de confort y arriesgar para poder innovar. Deben, por tanto, replantear las cosas de manera diferente para aceptar el riesgo y, por tanto, la innovación. Las empresas deben tener claro que existen diferentes niveles de innovación (y de riesgo) y que cada organización debe encontrar el nivel que considera aceptable y controlable.
En conclusión, la aversión al riesgo es una reacción natural tanto de las personas como de las organizaciones. Sin embargo, si las empresas quieren sobrevivir en el mercado deben promover la tolerancia al riesgo y mostrar una actitud positiva y abierta hacia el cambio y las nuevas ideas. Únicamente promoviendo las iniciativas y nuevas ideas y arriesgándose a llevar a cabo un proyecto con cierto grado de incertidumbre se podrá demostrar y ejercitar la capacidad de innovar.
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